GERRA MALLORQUINA
Antiguamente el agua potable era un bien escaso (continúa siéndolo en muchos sitios), y en Mallorca, en los pueblos , era vida cotidiana el hecho de ir a por ella a las fuentes públicas que, en pocas unidades, se repartían por el mismo. Sin ir más lejos recuerdo mi infancia con esa ingrata tarea que nuestros padres nos mandaban cuando volvíamos del colegio y cuando era menester llenar depósitos del preciado líquido. Yo vivía en una calle con mucha cuesta o pendiente (por supuesto dependiendo del punto de mira del momento y circunstancia), y para ir a buscar agua con una tinaja como la de la foto o con unos cubos con asas de metal, debía recorrerme unos cien metros cuesta abajo. Hasta aquí todo muy fácil: llegabas y rodabas a la fuente (era con un dispositivo de hierro en forma de espiral con manivela "manxa") hasta llenarlos. Lo peor, lo habrán adivinado, era subir esos cien metros de cuesta con un treinta por cien de desnivel.¡ Ay, cuánta fatiga para llegar a casa!, cuánta parada en intermedio para retomar el aire que terminaba faltando pese a nuestra joven constitución. El agua, ¡qué bien escaso que hay que cuidar!.
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